Carmen, estimada mujer.
Mis recuerdos son alimentados
de luz , pues de infante te viví.
Ya eras ángel antes de tu llorada marcha,
cada gesto, cada palabra, cada mirada,
patentabas y profundizabas
en corazones principiantes.
Discípulo de la paz eterna
que luchaste para dar a heredar tus amores,
hija del firmamento, madre espiritual de las estrellas.
Carmen, capataz de mi memoria.
Pd: escrito en 1999 y dedicado a mi tía. Especialmente a Pili y Tete.
No hay comentarios:
Publicar un comentario