A veces me gustaría ser un poco más hijo de puta,
que no me afectasen los problemas de otros.
Ni las miserias patrias que desgastan su fusta.
Ni que a los derechos humanos se los pasen por el forro.
Un poquito más hijo de puta.
Que guardara mis lágrimas para mis propios asuntos.
Que cortara a trocitos los hilos de mi cordura.
Que el sufrimiento animal no me hiriera ni un segundo.
Pero hay mucho hijo de puta suelto
y ninguno soy yo.
Y sí lloro por desconocidos y el cuerpo
me duele por vos.
Hay mucho hijo de puta sin problemas para dormir, y se
olvidan de los que pierden
lo necesario para poder vivir.
Harto de no ser un hijo de puta y harto de todos ellos.
No sé si por incomprensión o por envidia; o por decreto.
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