No sé que demora
cuando llegue la hora
de renunciar a mi cuerpo.
Mi exigencia bendita
es que no llegue la nada
y poder disfrutar de los míos.
Y es que no estoy a la moda
de preocupaciones rotas
e inquietudes de baretos.
Lo vivido en mi vida
no quiero que arda
en los hornos del olvido.
Quiero seguir viendo tu cuerpo
y besar tu alma transparente.
Quiero que exista algún cielo
donde reunir a mi gente.
Quiero ver a los vivos y muertos
y vivir presentes respectivos.
Quiero dejar de sentir ese miedo
y ser feliz sin buscar los motivos.
Quiero ser eterno
y que lo seas tú.
Quiero un reencuentro
cargado de luz.
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