imaginándote en el lado que nunca estás.
Cerrando los ojos a veces puedes volar,
y merodeas por los cielos de una vida sana.
Y la habitación del hospital de repente tiene una chimenea,
donde la leña se quema igual que la realidad que te rodea.
Y tu novio por fin deja de llorar, y te acaricia de mil maneras.
Ya no necesitas experimentar con drogas que te degeneran.
Te sientes extraña siendo feliz,
y no dejas de darle vueltas.
Y al ver que ya no lloran por ti,
sabes que ya estás muerta.
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