viernes, 4 de noviembre de 2011

DE COPILOTO, LA LUNA

Demasiadas veces, las luces se apagan dentro de mi.
Y a oscuras tiemblo, pensando que no sabré salir.
Mi corazón se acelera, y pide unos gramos de compasión.
Se paralizó la venta de bolsitas de vida al por mayor.

Aquí nunca sale el sol. Ni hace frío, ni hace calor.
Aquí nunca sale el sol. Hay un silencio aterrador.

Déjà vu de tormenta, que oxida mis energías.
Unas copas de cerveza, allanan mi cobardía.
Tragos de melancolía, refrescan mi cabeza.
Hay regusto de unos días, de locuras longevas. 

Aquí nunca sale el sol. Ni hace frío, ni hace calor.
Aquí nunca sale el sol. Hay un silencio aterrador.

Veo destellos de luz, que están rompiendo mi celda.
Me da que serás tú, que no dejas que me pierda...
en un círculo vicioso, donde mueren luciérnagas,
por no poder soportar, el espesor de la niebla.

Aquí nunca sale el sol. Ni hace frío, ni hace calor.
Aquí nunca sale el sol. Hay un silencio aterrador.

No se qué tiene la luna, que me quita las legañas.
Que con un poquito de ternura, y palabras adecuadas,
consigue que me levante, que mire hacia delante,
que desanude mi garganta, y me fije en los detalles.

No sé qué tiene la luna, que preside mis mañanas.
Que mis males de locura, y mi empacho de desgana,
desaparecen al instante, que con un giro de volante,
deja el camino del desastre, antes de estrellarme. 

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