jueves, 17 de noviembre de 2011

SOLO CREO EN LO QUE BEBO

No es nuevo que diga nunca más,
despeinado y apestando a cerveza.
Sabiendo, que si ha sido el sofá
mi cama, es que perdí la cabeza.

Y no la busco, la verdad.
Sé que ella sola me encuentra.
Y me recrimina la cantidad
en demasía, de alcohol en vena.

Hacemos las paces, compartiendo un ibuprofeno.
No es pisar el freno, más que nada es dosificarse.

Hago de nuevo que se enfade, y me patea el entrecejo.
Viendo como se mueve el suelo, pido que alguien me agarre.

Me preguntan que por qué bebo,
si así me divierto de verdad.
Y la verdad nunca ha tenido dueño,
y yo no la quiero esclavizar.

Yo solo creo en lo que bebo.
Mi aparición es una arcada.
Mi salvador siempre es un dedo,
que al diablo de dentro me saca.

Yo solo creo en lo que bebo.
El infierno es la hora del cierre.
El pecado quedarse durmiendo,
por motivos que no te conciernen.

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