Vivo una sentencia
que no se cuando procederá.
Pido solo clemencia
y absolución para mostrar,
que con paciencia
puedo llegar a la felicidad.
Siento que al nacer,
ya tenemos a nuestras espaldas
las vestiduras de la muerte.
No hay más que ver,
que no hay edades enlatadas
en los nichos que nos venden.
Ignorancia inclemente
que agrede a la calma.
Libertad de la mente
que se desangra.
Nulidad adolescente
dentro de la coraza.
Nadares a contracorriente
en el río de la esperanza.
Y tu crees en mi,
y yo creo en ti.
Y esa creencia en nosotros,
puede que algún día u otro,
me enseñe a vivir.
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