lunes, 26 de diciembre de 2011

EL ARCO

Que las campanas resuenen, en cada amanecer contigo.
Que robe el mendigo, sin miedo a que le arresten,
manjares que le dejen saciado, en los tenderetes del cariño.
Y alguna pieza de abrigo, en los bazares de los quereres.

Que estas plazas, no son colchones para desgraciados.
Se ha colonizado la especie, y viven de lujo entre baladas,
que están muy arraigadas, a los suspiros de los enamorados.

Y un enjambre de besos, susurra zumbidos en los hogares.
Invasión de romances, hacen que follar sea lo primero.
Que no existen floreros, con tronco y extremidades.
Que no existen los retales, de un mundo monedero.

Sale fuego del arco de Cupido.
Corazones siempre de verbena.
Salen de la trena los forajidos,
que fueron cogidos por decenas,
por falsos mecenas bravíos,
con sus desvaríos y promesas.

Sale fuego del arco de Cupido.
Y humo de todos los edredones.
Viejos colchones dejan el asilo,
para dejar en vilo a las adicciones,
que no dejan noches con pestillo,
pá que los gemidos no se trastoquen.

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