No tuviste suficiente con el sol,
y yo te prometí la luna.
Creías que me marcaba un farol,
y ahora la noche es tuya.
He repartido todas las estrellas,
en dos copas de cava.
Bebamos entrelazados de ellas,
y brindemos por nada.
En un mundo donde el tiempo es irreal,
los miedos huyen despavoridos.
Y sin prisas mi vida, nos podremos besar
hasta quedarnos dormidos.
Nos olvidaremos del curro,
de la hipoteca y del dinero.
Nos olvidaremos del mundo,
de la vejez y los entierros.
Nos olvidaremos del futuro,
de quién morirá primero.
Nos olvidaremos del rudo
agarrar de los inviernos.
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