martes, 25 de octubre de 2011

UN TRAJE VIEJO, UN MALETÍN BONITO Y UN ELEGANTE SOMBRERO

Tiene menos de lo que necesita,
y a él le duelen las miradas.
De sobras subsisten sus tripas,
pero a él, le duelen las miradas.

Quiere vivir con destreza una vida que se esfumó,
y no ver que la suerte se hunde en su tristeza.
No saber que la muerte va a ser su proeza mayor,
y que no será peor que sus décadas de incerteza.

Por eso no pide comida, en las puertas que se cruza.
Ni pide dinero, que dé a entender malas conductas.
Él pide un traje viejo, que ya no lo vista el dueño,
y un maletín bonito y un elegante sombrero.

Para ir andando las calles, de la ciudad que le sentenció,
y pasar desapercibido entre toda su multitud.
Saludar quitándose el sombrero, a las mujeres que nunca amó,
y ser un ejecutivo sin ningún problema de salud.

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