Nos da mucho asco la suciedad y nos alimentamos de ella.
Mierdas de moscas y huevos de cucarachas se atrincheran
en el epicentro de nuestros alimentos.
Sorbe de esa lata que quién sabe si ha sido suelo,
de patas incrustadas a un bicho de poca aceptación social.
Vamos a ese restaurante con piel de cordero y alma fecal.
Nos vestimos de seda y nos perfumamos la careta,
como si fuéramos extraterrestres que nunca nos da por cagar.
Y somos el nido que acoge a todas las variantes de la suciedad.
Dame un baso para la cerveza que sus restos no los veo.
Puede que sean de una boca con halitosis o causante de una gran mamada.
O aceptamos que estamos entre nuestra mierda o la inanición nos dará una patada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario