jueves, 27 de enero de 2011

A LOS TREINTA

Ya no tengo
el antídoto del miedo.
Ya no vuelvo
solo cuando no sé volver.

Ya no bebo
todo lo que me encuentro.
No recuerdo
si ayer sí que encontré.

Ya no creo
que el futuro me la sopla.
Ya no tengo
bolsillo sin agujerear.

Ya no rezo
por un gramito de farlopa.
Con el clero
sigo con ganas de vomitar.

A los treinta
la mochila no pesa igual.
A los treinta
nada cambia; la verdad.
A los treinta
sigo siendo un vendaval.
A los treinta 
van a volverme a arrestar.
A los treinta
se aun lo que es llorar.
A los treinta
no me dejo de pajear. 
A los treinta
estoy que me revienta
esos aires de princesa
que me trae la pubertad.

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