Apoyado en una pared
del barrio donde vives,
comiendo pipas a granel
imaginándote pasar.
Tu cara en la de todas
las chicas que se cruzan,
tu estela en esa boda
que nunca vendrá.
La calvicie del árbol
que me mira de reojo,
hace de un soldado
solamente un lagrimal.
No sirve el equipaje
si sabes que no viajaras.
Un corazón que arde
nada tiene por ganar.
Inútil que se ultime
como encender la estufa
que calienta mi rostro
si no hay felicidad.
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