Anestesiada entre todos,
ajena a nuestros países,
desterrada del lodo
que cubre nuestras raíces.
Arrinconada en la esquina,
donde se juntan las calles
de la codicia y la insensatez.
Tronco que supura resina.
Amante de la armonía
y hermana de la bondad.
Notas creando sinfonía
en pentagrama de cristal.
Odiosa de sangre derramada,
por la codicia y locura
que pululan por la mente humana.
Deseada por muchos, desestimada
por otros tantos.
Anhelos por la voz de tus pisadas.
Anda por fin entre nosotros
y no vuelvas a abandonarnos.
Que el dolor se quede absorto.
Que el dogma sea amarnos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario