Desalojando los pétalos de una margarita,
le pregunto al destino por ti.
Y en cada desalojo hay penas o alegrías,
que modifican mi porvenir.
Donde estás, dueña de mi?
Por donde pisan tus pies?
Dime si has pensado en mi,
o has requemado mi piel.
Presagio tormenta sentimental,
y no tengo un paraguas por aquí.
Alzo mi cabeza, y me dejo empapar,
por unas lágrimas enamoradas de ti.
En el espejo restos de farlopa.
En el lavabo gotas de sangre.
En el recuerdo tengo tu boca,
hiperactiva y con calambres.
Te fuiste con los ojos abiertos.
Con música de tambores.
He aprendido que lo incierto,
tiene aspecto de arañones.
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